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"PARTICIPACIÓN COMUNITARIA" - MONOGRAFIA DE ALFREDO MANRIQUE REYES


INTRODUCCIÓN

El presente documento tiene el doble propósito de brindar al lector algunas reflexiones que permitan recuperar el verdadero sentido de la participación ciudadana en la construcción de "lo publico", y por otro lado, dar a conocer de manera esquemática, las principales formas de participación previstas en el ordenamiento jurídico Colombiano vigente.

La violencia y la degradación de los derechos humanos han lesionado hoy de manera grave la dignidad de muchos colombianos. Los niveles de autoestima son precarios y ello tiene incidencia directa en el ejercicio de los deberes y de los derechos ciudadanos, uno de los cuales es la participación. Esta circunstancia impone importantes desafíos a la sociedad (que es algo mas que la suma de personas) para construir individuos autónomos, dignos y responsables y ello no es otra cosa que permitir la liberación de las amarras impuestas por las tradiciones y las costumbres autoritarias que inhiben a la persona llegar a ser "ella misma". El descubrimiento de "si mismo", inmediatamente plantea la inquietud de la relación con "el otro", inquietud que propone impresionantes oportunidades para superar la exclusión social, que es la negación absoluta de toda forma de participación... convoca a un nuevo ejercicio político de la ciudadanía.

El primer paso quizá es que esos individuos conscientes y autónomos se asocien, que generen organizaciones para potenciar su capacidad de influir e incidir en el diseño y en la marcha del destino colectivo. Una sociedad es capaz de adueñarse de su destino no solo, cuando sabe pensar el futuro, sino cuando se organiza, cuando genera redes sociales para construirlo.

La participación que requiere la democracia esta relacionada con las aspiraciones que abriga la gente acerca del futuro, con sus sueños y sus utopías. La aspiración generalizada es la paz, porque la echamos de menos y nos hace mucha falta. Los sueños y las utopías se refieren a los proyectos individuales y sociales para el bienestar y para hacer viable la felicidad. Son el fundamento de la integración social y de la potenciación del capital humano.

Por eso la participación comunitaria no puede seguir siendo solo un instrumento para legitimar un orden injusto y excluyente, o para resolver problemas coyunturales. Colombia requiere de una participación fundante, es decir, de un nuevo pacto que le dé vida al futuro.

Véase la monografía completa en los siguientes enlaces:



"Esta introducción, quizá un poco esquemática, la presento a los lectores, con el propósito de compartir con ustedes una hipótesis inicial: la de que no es posible superar los graves problemas de la sociedad colombiana si no logramos construir un escenario compartido entre unos empresarios capaces de incorporar en su agenda social y económica las potencialidades económicas y culturales de los pobres y excluidos, y de éstos con aquéllos, en tanto las actividades económicas de los pobres puedan ser competitivas; puedan incrementar el producto nacional y puedan modernizarse con los recursos de la tecnología, la ciencia y la informática contemporáneos."

"Para esto necesitan oportunidades y capacitación. En tanto sus actividades sociales puedan reinscribirse en un acuerdo fundamental que les permita respetar las normas como sujetos responsables y autónomos, y que haga posible erradicar las múltiples formas de derecho paralelo que frente a la crisis del derecho surgido del Estado nacional vienen apareciendo a lo largo y ancho de nuestro país frente a la crisis del derecho del Estado."

"La alianza que el país necesita debe dar lugar a un nuevo derecho que esté al servicio de la justicia y no al servicio del poder; que proteja principalmente a los ciudadanos inermes y no a los ciudadanos armados; que derrote la impunidad y facilite la iniciativa pública y privada para el aprovechamiento ecológicamente sostenible, equitativo, redistributivo y respetuoso de la diversidad, de nuestras riquezas naturales y de nuestras tradiciones culturales y sociales."

"Uno de los objetivos esenciales del Estado es el de gestionar el bien común. Lo dicen los textos constitucionales, las leyes, los decretos y las resoluciones. Sin embargo, los instrumentos que debieran realizar esos objetivos son casi siempre inadecuados. Cuando esa inadecuación llega a niveles intolerables se producen las crisis y los colapsos de legitimidad que no pueden resolverse sino mediante la revolución o mediante un nuevo pacto fundacional."

"La alianza que se propone reclama un lenguaje común entre el Estado, los pobres, los ricos y las clases medias; los campesinos y los habitantes urbanos; los servidores públicos y la sociedad civil. Ese lenguaje común solamente puede encontrarse en la recuperación del sentido de la política como una función noble y elevada que pasa transitoriamente por una crisis de credibilidad."

"No es posible crear ciudadanos si antes no se procede a dignificar seres humanos. Pero ello supone unas tareas económicas, políticas y sociales que no pueden ser reemplazadas por el mero proceso cultural. Sería tramposo pretender escamotear las reformas económicas y políticas que son urgentes para dignificar a la población, sustituyéndolas sofisticadamente por un mero discurso pedagógico. Pero como esas reformas políticas y económicas no se van a dar espontáneamente por iniciativa del poder, es preciso que la conciencia, el reclamo y la presión de las comunidades contribuyan a desencadenar y fortalecer ese proceso, y será en el esfuerzo por hacer valer sus derechos donde se consolide la conquista de autoestima de las comunidades y su dignificación."

"El primer paso de un proceso de formación ciudadana, no es aparentemente un paso social. Consiste en confrontar a cada quien con su propia idea de sí mismo, y sospecho que sólo puede cumplirse en el ámbito profundamente personal de la experiencia artística, o en el campo de la conversación y la polémica."

"Lo primero que hay que hacer es permitir que las personas se conviertan en interlocutores respetados y respetuosos, sea cual sea el tema sobre el cual se de el diálogo. El segundo paso es procurar la presencia de alguien que con su información y con su criterio contribuya a provocar la necesaria perplejidad de las personas con respecto al mundo en que viven. Una situación insoportable puede ser soportada por muchos sólo porque tienen la idea de que es algo natural y por ello inevitable. Bastaría que surja en ellos la duda sobre esa fatalidad o que descubran la existencia verosímil de una alternativa, para que la situación tolerada siempre empiece a volverse invivible. Una persona sólo puede vivir sin árboles mientras no surja en ella la conciencia profunda de que la vida con árboles es más grata y más bella. El verdadero enemigo de los pobres es la resignación. Y lo más difícil es impedir que cuando la gente deje de resignarse a ser pobre, empiece a resignarse a ser delincuente. Porque en el primer caso se resigna a ser víctima, pero en el segundo se resigna a que las víctimas sean los otros. Por ello la alternativa a la resignación es la acción común, la solidaridad."

"La participación es, entonces, a la vez un derecho y un deber. Es un derecho porque mediante ella la sociedad se construye, el individuo orienta el destino común, se fijan las pautas de comportamiento individual y colectivo, y se designan las instituciones políticas que deben orientar a la colectividad. Es un deber, porque la participación es solidaridad con el otro, es cooperación y colaboración con la organización social de la cual hacemos parte y a la cual exigimos responsabilidades."

"El objetivo principal de la participación es el de hacer más directo y más cotidiano el contacto entre los ciudadanos y las diversas instituciones del estado, y posibilitar que éstas tengan más en cuenta los intereses y opiniones de aquellos antes de tomar decisiones o de ejecutarlas."

"Los mecanismos de participación popular están consagrados en la Constitución nacional, y desarrollados por la Ley 134 estos son : El voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato."

"Los alcaldes, los concejales, los ediles, los Personeros, los Contralores, las instituciones de educación, los medios de comunicación, los partidos políticos y las organizaciones sociales deberán establecer programas permanentes para el conocimiento, promoción y protección de los valores democráticos, constitucionales, institucionales, cívicos y especialmente el de la solidaridad social de acuerdo con los derechos fundamentales; los económicos, los sociales y culturales, y los colectivos y del medio ambiente."

"El desconocimiento por parte de las autoridades locales, de la participación ciudadana y de la obligación establecida en este artículo será causal de mala conducta (Ley 136 de 1994, art. 142)."

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